miércoles, 10 de junio de 2015

Quinto Capítulo


Parte cinco.

Investigación de las investigaciones

 La lucha entre procuraduría y defensa.

Desde la mañana del día seis de octubre (1978), cuando encontraron los cadáveres de Gilberto Flores Muñoz y Asunción Izquierdo en la escena del crimen, la Procuraduría  General de Justicia Del Distrito Federal  inicio todas las investigaciones correspondientes.

Como principal sospecho y por órdenes de Mauricio Morales Ojón, juez del Decimoquinto Juzgado Penal dio la orden de aprensión en contra de Gilberto Flores Alavez quien fuera nieto de las dos personas asesinadas.

En el expediente cuyas averiguaciones figuraron: el levantamiento de los cadáveres, testimonios y los resultados de las autopsias realizados por los médicos forenses, una inspección acular, peritajes de química forense, peritajes de criminalística, declaraciones de Anacarsis Peralta y Gilberto Flores Alavez. Al término de la averiguación previa, la procuraduría agrego un documento en contra de Flores Alavez de como se había realizado el doble asesinato. La defensa de Gilberto impugno dicho documento argumentando que los hechos redactados eran falsos.

A Gilberto se le realizaron estudios para recabar más información sobre su personalidad o salud mental misma que fueron enviados al juez del Decimoquinto Juzgado Penal para que entre la defensa del acusado y la procuraduría se pudiera esclarecer el caso por asesinato. 

 Los testigos.

Anacarsis Peralta Torres

Anacarsis Peralta Torres que venía de la familia Peralta era amigo de Gilberto y fue quien  lo acompaño a realizar la compra de  los machetes y el Valium, era también sospechoso pues se deshizo de todas las pruebas que lo pudieran inculpar a él y a su amigo. Al verse implicado el en caso y dar su declaración se le denomino solo como “testigo de cargo”, ya que el mismo fue quien culpo a Gilberto. Su coartada resultaba en demostrar que a la hora que se cometió el crimen él se hallaba en su casa realizando un proyecto escolar.

En una de sus declaraciones el acusado señalo que Anacarsis fue quien lo llevo a la ferretería donde se compraron las armas homicidas, con la idea que era una tienda conocida y pensando que los machetes se ocuparían para la demolición de la cabaña para después poder construir un departamento para que vivieran sus abuelos maternos.

 León Sandoval Tableros y Javier Pérez Mancera.

Otros de  los testigos que podían declaran en contra de Gilberto fueron el chofer León Sandoval Tableros y el policía Javier Pérez Mancera quien vigilaba la casa de Paseo de las Palmas la noche del crimen. Al dar su declaración dieron más pistas sobre los hechos sucedidos esa noche aunque no fueron tan exactos con las versiones después de buscar otros empleos y durante el proceso para esclarecer el caso sufrieron un secuestro.

Durante ese lapso eran maltratados y obligados a declararse culpables del crimen siempre se negaron a aceptar las peticiones de los plagiarios, y la persona que se encargaba de seguir instrucciones sobre sus acciones decidió no matarlos pues sabía que no tenían nada que ver lo ocurrido esa noche, la persona que dio la orden de secuestrarlos y que no consiguió que se declararan culpables fue Arturo Durazo Moreno.

Trabajadores, sirvientes y sirvientas.

Nadie de las personas que trabajan en las remodelaciones de Paseo de las Palmas 1535 provoco sospechas de complicidad en el doble asesinato. Las demás personas que laboraban en el domicilio de la escena del crimen declararon que la relación que llevaba el matrimonio era cordial y respecto a los demás integrantes de la familia se refirieron a que había dificultades ente Don Gilberto y su nieto.

En los peritajes de los objetos que se encontraron en los cuartos de las víctimas se describieron las jarras y los vasos que se dejaron en cada cuarto, más la taza en donde se encontraron los rastros del Valium. 

Parientes y amigos.

Con los testimonios que dijeron las personas que conocían a Gilberto, la defensa trató de demostrar que el acusado no pensaba cometer el supuesto crimen. Unos alegaron que su personalidad era tímida y que no tenía a fuerza suficiente para realizar muchas actividades y hasta que tenía horror por la sangre.

Benigno Vázquez Sánchez   

Benigno Vázquez Sánchez era el empleado a de la ferretería a la cual acudieron Anacarsis y Gilberto. Fue ahí donde compraron primero un machete y una lima, en una segunda compra adquirieron el segundo machete. Por instrucciones del vendedor adquirió el aguarrás para que se desprendiera la capa de cera que cubre la hoja del machete y asi poder sacar filo a la hoja con una lima.

Las herramientas

Machetes.

El machete era el elemento clave para a la acusación de  la Procuraduría contra Gilberto Flores Alavez, el arma se afilo y se guardó por temor que la policía las encontrara en el auto de Anacarsis. El instrumento lo veían como un arma y no como una herramienta que les ayudaría a desmantelar la cabaña en donde supuestamente se construiría el departamento de los abuelos.

  Valium 10

La presencia de la taza con los rastros de color azul junto a don Gilberto, permitió a los investigadores la presunción de que el político fue drogado antes de se asesinado. Fue sospechosa la adquisición del medicamento que es un tranquilizante ya que se falsifico la receta para poder comprarla. El médico forense informo que no se encontrarlo residuos tóxicos en el examen toxicológico que se realizó a Flores Muñoz. Pero la procuraduría alego que si no se encontraron los rastros de Valium por que los peritos buscaron equivocadamente, Diazepam y no Oxazepam que era el químico que pudo quedar en el cadáver.
Gilberto Flores Muñoz y Asunción izquierdo

Se hizo un análisis sobre las heridas que les provocaron la muerte a las víctimas y se desglosaron tres diferentes tipos: las cortantes, las punzocortantes y las cortocortantes. En la siguiente imagen se muestra el lugar de cada una de ellas:

Huellas y vestigios.

Con el análisis de las evidencias en ambos criterios solo se hace una lucha entre acusación y defensa.

*Puerta entre el comedor y el jardín: que según la investigación siempre permanecía cerrada y el día del crimen se encontraba abierta.

*Puerta del pasillo al baño de Asunción Izquierdo: donde se encontraron pequeños y frágiles restos de costras de pintura y astillas.

*Huellas de sangre y otros vestigios: las manchas de sangre acreditan que participaron en los hechos y que dos personas violaron la seguridad de la casa por la puerta del jardín, los pelos que se encontraron no corresponden a Gilberto ni a las sirvientas era de una persona de más de 35 años.

*Los guantes y la gabardina: los guantes salen a la luz por las declaraciones de Gilberto y Anacarsis así como la ausencia de huellas dactilares se especula que se deshicieron de ellos. Se llega a la conclusión que los guantes no mancharon la gabardina pues la sangre tendría que estar seca.
 
Enfermedad mental.

Este tema se plante cuando se aleja la salud mental de Gilberto Flores Alavez por su declaración ante el Ministerio Público donde afirma su culpabilidad y se arrepiente de ello a la vez que solicita tratamiento médico Psiquiátrico, para no poner en riesgo su vida.

*Narcoanálisis: se le aplicó una inyección a Gilberto para conocer lo que había pasado “el suero de la verdad”

*Neurosis: La condición funcional básica de Gilberto Flores Alavez no reporto anormalidades. Neurológicamente existe normalidad

Gilberto Flores Alavez pudo haber presentado un cuadro de trastorno mental (tipo psicótico) transitorio con remisión posterior de la sintomatología mental, por lo se dice que no merecía ir a la cárcel más bien a un psiquiátrico.

La procuraduría no acepto la exigencia de ayuda para Gilberto por su problema de neurosis y después del alarmante pronóstico el acusado permanecía en la Reclusorio Oriente sin muestras de su condición patológica.



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