Parte cinco.
Investigación de las investigaciones
La lucha entre
procuraduría y defensa.
Desde la mañana del día seis de octubre (1978), cuando encontraron
los cadáveres de Gilberto Flores Muñoz y Asunción Izquierdo en la escena del
crimen, la Procuraduría General de
Justicia Del Distrito Federal inicio
todas las investigaciones correspondientes.
Como principal sospecho y por órdenes de Mauricio Morales
Ojón, juez del Decimoquinto Juzgado Penal dio la orden de aprensión en contra
de Gilberto Flores Alavez quien fuera nieto de las dos personas asesinadas.
En el expediente cuyas averiguaciones figuraron: el
levantamiento de los cadáveres, testimonios y los resultados de las autopsias
realizados por los médicos forenses, una inspección acular, peritajes de
química forense, peritajes de criminalística, declaraciones de Anacarsis
Peralta y Gilberto Flores Alavez. Al término de la averiguación previa, la
procuraduría agrego un documento en contra de Flores Alavez de como se había
realizado el doble asesinato. La defensa de Gilberto impugno dicho documento
argumentando que los hechos redactados eran falsos.
A Gilberto se le realizaron estudios para recabar más
información sobre su personalidad o salud mental misma que fueron enviados al juez
del Decimoquinto Juzgado Penal para que entre la defensa del acusado y la procuraduría
se pudiera esclarecer el caso por asesinato.
Los testigos.
Anacarsis Peralta Torres
Anacarsis Peralta Torres que venía de la familia Peralta era
amigo de Gilberto y fue quien lo
acompaño a realizar la compra de los
machetes y el Valium, era también sospechoso pues se deshizo de todas las
pruebas que lo pudieran inculpar a él y a su amigo. Al verse implicado el en
caso y dar su declaración se le denomino solo como “testigo de cargo”, ya que
el mismo fue quien culpo a Gilberto. Su coartada resultaba en demostrar que a
la hora que se cometió el crimen él se hallaba en su casa realizando un
proyecto escolar.
En una de sus declaraciones el acusado señalo que Anacarsis fue
quien lo llevo a la ferretería donde se compraron las armas homicidas, con la
idea que era una tienda conocida y pensando que los machetes se ocuparían para
la demolición de la cabaña para después poder construir un departamento para
que vivieran sus abuelos maternos.
Otros de los testigos
que podían declaran en contra de Gilberto fueron el chofer León Sandoval
Tableros y el policía Javier Pérez Mancera quien vigilaba la casa de Paseo de las
Palmas la noche del crimen. Al dar su declaración dieron más pistas sobre los
hechos sucedidos esa noche aunque no fueron tan exactos con las versiones
después de buscar otros empleos y durante el proceso para esclarecer el caso
sufrieron un secuestro.
Durante ese lapso eran maltratados y obligados a declararse
culpables del crimen siempre se negaron a aceptar las peticiones de los
plagiarios, y la persona que se encargaba de seguir instrucciones sobre sus
acciones decidió no matarlos pues sabía que no tenían nada que ver lo ocurrido
esa noche, la persona que dio la orden de secuestrarlos y que no consiguió que
se declararan culpables fue Arturo Durazo Moreno.
Trabajadores, sirvientes y sirvientas.
Nadie de las personas que trabajan en las remodelaciones de
Paseo de las Palmas 1535 provoco sospechas de complicidad en el doble
asesinato. Las demás personas que laboraban en el domicilio de la escena del
crimen declararon que la relación que llevaba el matrimonio era cordial y
respecto a los demás integrantes de la familia se refirieron a que había
dificultades ente Don Gilberto y su nieto.
En los peritajes de los objetos que se encontraron en los
cuartos de las víctimas se describieron las jarras y los vasos que se dejaron
en cada cuarto, más la taza en donde se encontraron los rastros del
Valium.
Parientes y amigos.
Con los testimonios que dijeron las personas que conocían a
Gilberto, la defensa trató de demostrar que el acusado no pensaba cometer el
supuesto crimen. Unos alegaron que su personalidad era tímida y que no tenía a
fuerza suficiente para realizar muchas actividades y hasta que tenía horror por
la sangre.
Benigno Vázquez Sánchez
Benigno Vázquez Sánchez era el empleado a de la ferretería a
la cual acudieron Anacarsis y Gilberto. Fue ahí donde compraron primero un
machete y una lima, en una segunda compra adquirieron el segundo machete. Por instrucciones
del vendedor adquirió el aguarrás para que se desprendiera la capa de cera que
cubre la hoja del machete y asi poder sacar filo a la hoja con una lima.
Las herramientas
Machetes.
El machete era el elemento clave para a la acusación de la Procuraduría contra Gilberto Flores Alavez,
el arma se afilo y se guardó por temor que la policía las encontrara en el auto
de Anacarsis. El instrumento lo veían como un arma y no como una herramienta
que les ayudaría a desmantelar la cabaña en donde supuestamente se construiría
el departamento de los abuelos.
Valium 10
La presencia de la taza con los rastros de color azul junto a
don Gilberto, permitió a los investigadores la presunción de que el político
fue drogado antes de se asesinado. Fue sospechosa la adquisición del
medicamento que es un tranquilizante ya que se falsifico la receta para poder
comprarla. El médico forense informo que no se encontrarlo residuos tóxicos en
el examen toxicológico que se realizó a Flores Muñoz. Pero la procuraduría
alego que si no se encontraron los rastros de Valium por que los peritos buscaron
equivocadamente, Diazepam y no Oxazepam que era el químico que pudo quedar en
el cadáver.
Gilberto Flores Muñoz y Asunción izquierdo
Se hizo un análisis sobre las heridas que les provocaron la
muerte a las víctimas y se desglosaron tres diferentes tipos: las cortantes,
las punzocortantes y las cortocortantes. En la siguiente imagen se muestra el
lugar de cada una de ellas:
Huellas y vestigios.
Con el análisis de las evidencias en ambos criterios solo se
hace una lucha entre acusación y defensa.
*Puerta entre el comedor y el jardín: que según la
investigación siempre permanecía cerrada y el día del crimen se encontraba
abierta.
*Puerta del pasillo al baño de Asunción Izquierdo: donde se
encontraron pequeños y frágiles restos de costras de pintura y astillas.
*Huellas de sangre y otros vestigios: las manchas de sangre
acreditan que participaron en los hechos y que dos personas violaron la
seguridad de la casa por la puerta del jardín, los pelos que se encontraron no
corresponden a Gilberto ni a las sirvientas era de una persona de más de 35
años.
*Los guantes y la gabardina: los guantes salen a la luz por
las declaraciones de Gilberto y Anacarsis así como la ausencia de huellas
dactilares se especula que se deshicieron de ellos. Se llega a la conclusión
que los guantes no mancharon la gabardina pues la sangre tendría que estar
seca.
Enfermedad mental.
Este tema se plante cuando se aleja la salud mental de
Gilberto Flores Alavez por su declaración ante el Ministerio Público donde
afirma su culpabilidad y se arrepiente de ello a la vez que solicita
tratamiento médico Psiquiátrico, para no poner en riesgo su vida.
*Narcoanálisis: se le aplicó una inyección a Gilberto para
conocer lo que había pasado “el suero de la verdad”
*Neurosis: La condición
funcional básica de Gilberto Flores Alavez no reporto anormalidades. Neurológicamente existe normalidad
Gilberto Flores Alavez pudo haber presentado un cuadro de trastorno mental (tipo
psicótico) transitorio con remisión posterior de la sintomatología mental,
por lo se dice que no merecía ir a la cárcel más bien a un psiquiátrico.
La procuraduría no acepto la exigencia de ayuda para Gilberto
por su problema de neurosis y después del alarmante pronóstico el acusado
permanecía en la Reclusorio Oriente sin muestras de su condición patológica.
Gilberto Flores Alavez.
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